ETNOGRAFIA

 

 

En el mapa hemos introducido la mayor parte de elementos etnográficos que ayudan a comprender el patrimonio histórico de la isla

 

TERRAZAS DE CULTIVO

 

Se hallan repartidas por toda la isla pero alcanzan su máximo desarrollo en la parte norte. Las vemos en lugares inverosímiles, ocupando empinadas laderas y se encuentran mayoritariamente en estado de abandono. Son un testimonio de tiempos bastante recientes en que los campesinos pobres, que no tenían tierras de su propiedad, debían cultivar terrenos pedregosos y alejados para poder alimentarse de cereales (gofio), papas y chochos (altramuces). Resulta interesante explorar las estrechas veredas que llevaban a estas zonas de bancales.

 

 

 

 

CAMINOS

 

El desarrollo de los caminos en Canarias se puede dividir en dos etapas: una primera en la prehistoria de la Isla y una segunda que comprende desde la llegada de los europeos hasta finales del siglo XIX. Las vías presentes en la época de la prehistoria fueron ampliadas por los colonizadores que las interconectaron para un mejor desarrollo de la economía

Existen diferentes tipos de caminos: el Camino Real, que constituye la principal vía y que recorre el perímetro insular. Otros caminos eran la Traviesa (vía que cruza distintas partes de la Isla, describiendo una trayectoria horizontal), el Camino de tira (usado para el transporte de madera y otros materiales forestales empujados por reses vacunas), la Vereda (camino cuyo aspecto presenta unas mínimas condiciones para su reconocimiento, facilitando el paso entre dos lugares), Caminos de herradura (vía usada por animales herrados, principalmente los de carga), Camino de trillo (vía de carácter privado que discurre por el interior de una propiedad o entre dos), Atajo (distancia más corta entre dos puntos presentes en dos vías de mayor importancia), Camino vecinal (cada núcleo poblacional contaba con los suyos), Camino de prois o puertos (enlace de una población con un prois o puerto) y la Pasada (camino de construcción muy pobre, tránsito casual, uso pastoril en laderas muy empinadas)

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CANALES DE AGUA, GALERÍAS

 

Normalmente, el agua no se encuentra disponible en el lugar en que se consume. El núcleo impermeable de la isla está constituido por el Complejo Basal que aflora en el interior de la Caldera de Taburiente y en algunas zonas del NE, llegando hasta la cota 1.600 m. Puede considerarse como una barrera impermeable que condiciona la circulación del agua subterránea.

Hasta tiempos relativamente recientes, muchas zonas de la isla tenían grandes carencias de agua que se agravaban en verano, cuando se agotaban las fuentes y las reservas de los aljibes domésticos. Por este motivo, era necesario que las personas y los rebaños se trasladasen a las zonas costeras para aprovechar el agua salobre de sus pozos.

Los canales de agua permiten el transporte del agua desde nacientes y galerías hasta las poblaciones. Las más antiguas están excavadas a mano en las paredes verticales de los barrancos y son muy estrechas. Más reciente es la que desciende de los nacientes de Cordero y de Marcos, que atraviesa numerosos túneles (algunos de más de 100 metros de longitud) y que es suficientemente ancha como para permitir el paso de senderistas.

Las galerías son minas de agua, túneles excavados en la roca y que tienen como finalidad alcanzar el acuífero y extraer el recurso. Normalmente, cuando se llega a la zona saturada, se produce un alumbramiento abundante, las denominadas aguas de reserva. Posteriormente, los caudales tienden a estabilizarse mediante las aguas renovables o de recarga. Los trabajos de perforación se realizaban antiguamente con medios mecánicos, aunque el uso de explosivos se generalizó a mediados del siglo XX, mediante una perforación ligeramente inclinada, por lo que no hace falta bombear el agua para su aprovechamiento. Las galerías han permitido la extensión de los cultivos de plátanos. En La Palma están inventariadas 167 galerías con una longitud media de 1.100 m, 69 pozos con una profundidad media de 35 m aunque algunos alcanzan y superan 150 m y unos 300 nacientes. Algunos senderos que hoy se pueden recorrer con dificultad y otros que han desaparecido, fueron excavados en las laderas de los barrancos para construir galerías y canales.

 

 

 

CUEVAS

 

Se pueden ver junto a los senderos, normalmente en las paredes de los barrancos. Las más sencillas se utilizaban como corrales para el ganado, pero también hay cuevas donde habitan algunas personas.

 

 

 

 

MOLINOS DE GOFIO

 

Los molinos de madera permitían moler el grano de los cereales para preparar el gofio, imprescindible en la dieta de los isleños. La mayor parte de los que han sido restaurados se encuentran en la zona norte de Santo Domingo de Garafía y Las Tricias.

 

 

 

 

MOLINOS DE AGUA

 

Los molinos hidraúlicos permitían moler el grano de los cereales para preparar el gofio, imprescindible en la dieta de los isleños. Utilizaban el agua de barrancos y nacientes y es normal encontrarlos concentrados en una pequeña área, situados a distintos niveles, aprovechando el agua del mismo barranco. Como se puede apreciar en el mapa, el agua del Barranco del Río salía por un canal y movía los dos molinos del Remanente, poco más allá otro molino, y al final, los 4 molinos de Bellido.

 

 

 

CONJUNTOS PASTORILES

 

Se encuentran cerca de la cumbre del Roque de los Muchachos y también del Pico de la Sabina. En ellos pasaban el verano los pastores cuando el ganado pastaba en las zonas altas. Uno de los más "lujosos" se puede ver junto al PR 9 en la Fuente de la Tamagantera.

 

 

 

 

PORÍS- PROÍS

 

A mediados del siglo XX, todavía quedaban algunas poblaciones de la isla sin carretera de acceso. Para suplir esta carencia, la mayor parte de ellas disponían de un puerto, situado al pie de los acantilados y de difícil acceso. Un caso extremo son los porís con senderos excavados en los acantilados, como los de Gallegos o Don Pedro.

 

 

 

 

 

POZOS COSTEROS SALOBRES

 

Hasta tiempos relativamente recientes, muchas zonas de la isla tenían grandes carencias de agua que se agravaban en verano, cuando se agotaban las fuentes y las reservas de los aljibes domésticos. Por este motivo, era necesario que las personas y los rebaños se trasladasen a las zonas costeras para aprovechar el agua salobre de sus pozos.